Halloween Tarot

Si existe xD es algo que me gustaría tener (aunque no se leerlo), algo simpático y que está relacionado con esta fecha :) para chismearlo… pasen por la pág web Tarotistas

A dos años de diferencia…

Es una película de El Salvador que trata sobre una guerra civil que se da en este lugar. Durante este tiempo de batalla, los niños de 12 años son obligados a luchar por su país, sin embargo hay un grupo de rebeldes que están en contra de esta pelea sin sentido y que intentan proteger el derecho que tienen las personas a vivir en un lugar mejor, sin guerras, y sin que los niños teman a crecer para entonces morir en un campo de batalla con una bala en la cabeza.

La historia se centra en Chava, un niño de 11 años que está a punto de cumplir los 12 reglamentarios para tomar una pistola y “defender” los intereses ajenos. Terminará la escuela prematuramente por huir de los militares, se enamorará de una niña que termina siendo asesinada junto a su madre y perderá a muchos amigos (niños y adultos que desean lo mejor para los suyos) antes de poder encontrar el camino que lo lleve lejos de aquella realidad.

Esta película simplemente hay que verla :) sino ¿cómo podría entenderse que una niña aun tenga la capacidad de imaginar, soñar y vivir en un mundo que muchos dirían que es irreal y fantasioso a la vez que el lugar en el que se encuentra está en conflicto debido a una pelea ideológica y política?

La escena del banquete me parece horrible T_T aun esa “cosa” me da miedo. Guillermo del Toro es una bestia O_O (en el buen sentido de la palabra). Luis Mandoki también le echo b0la5 :o

 

Páginas oficiales:

Voces inocentes (2004)

Pan’s labyrinth (2006)

Del porqué es bueno que no esté viendo un curso de L. Y.

… Y no porque el profesor sea malo (me gusta mucho, a decir verdad; sin llegar a ser un GEEEEENIO…) sino porque me vi incapaz de pensar en un texto (o dos) que hayan marcado mi vida, que la hayan cambiado. Un texto que pueda decir que es MÍO, que follé con él, que soy una con él porque me identifico con éste, porque me parece estupendo, genial, etc. A decir verdad aún hoy en día (con 20 años y 6 semestres “leyendo”) aún no encuentro ese mítico texto del cual D. N. dijese alguna vez que debíamos dormir con él. Lo que puedo hacer es una aproximación.

Quizás la primera cosa (o la más vieja. Texto, por supuesto) que me dejó en blanco, knockeada y sin saber qué decir fue el último capítulo de Doña Bárbara (“Toda horizontes, toda caminos”) de Rómulo Gallegos por mas “asco” que les dé a algunos, y fue precisamente por esa escena donde doña Bárbara (la “malota” del cuento) ve cómo un animal muere hundiéndose en un pantano. El silencio de la naturaleza, el de ella, el de la novilla siendo devorada (también) por una serpiente que la obliga a hundirse más y más ante la mirada de doña Bárbara, de las burbujas del tremedal, de “una más grande, se quedó a flor de agua dentro de una ampolla amarillenta, como un ojo teñido por la ictericia de la cólera./ Y aquél ojo iracundo parecía mirar a la mujer cavilosa…” (Gallegos). Esa escena, no por qué, siempre me ha gustado. Quizás por la misma muerte de la novilla y la “muerte” de doña Bárbara ahogada en el tremedal o su posibilidad de haber vuelto a sus raíces, al pasado, de navegar sobre un bongo “que bajaba por el Arauca” (Gallegos). De toda la novela (que por cierto leí con algo de fastidio, quizás porque estaba obligada a leerla y apenas tenía 15 años o algo así) el personaje de doña Bárbara es el único que me gusta, por esa aura de hechicera que la rodea, por su pasado de amor destruido, de niña que se vio obligada a madurar en poco tiempo sino más de uno se habría aprovechado de ella, y es ella quien decide aprovecharse de todos los demás, de hacer un pacto con el diablo para tener siempre riquezas, para ser siempre poderosa, y terminar frente al pantano viendo a un animal morir. ¿Será que en verdad se fue sobre el bongo persiguiendo el recuerdo de aquella niña y de Asdrúbal, el único al que había amado incluso más que a su propia hija y que a Lorenzo Barquero, a quien destrozó hasta hacerlo un borracho?

Antes de ese capítulo, aunque en menor grado, también estuvieron Juan Salvador Gaviota de Richard Bach, Ami, el niño de las estrellas de Enrique Barrios, El principito de Antoine de Saint-Exupéry y Los platos del diablo de Eduardo Liendo. Admito que tengo muy mal gusto (quizás por los 2 primeros cuentos) pero hay algo en todos ellos que me han marcado de una forma u otra: de Juan Salvador Gaviota (el personaje) siempre me ha gustado su afán por volar, y no volar solamente para comer, sino por placer, por amor, por ganas de superarse siempre a sí mismo. Aprender a volar mucho más rápido aunque sólo sea una gaviota y entender que el vuelo es más que una habilidad: es un don, un milagro, algo de lo cual hay que estar orgulloso. Del cuento de Ami me gusta esa escena donde el personaje principal se ve a sí mismo, miles de años en el futuro, enamorado de una joven dama. Viven en un mundo donde las palabras no son necesarias, donde se pueden entender a través de gestos, de la mirada y el corazón pues

hubiera sido vulgar, poco armonioso con ese mundo y con aquél encuentro tan anhelado. Nuestro lenguaje era un ritual artístico de levísimos y casi imperceptibles movimientos de brazos, manos o dedos acompañado de algún sentimiento que proyectábamos vibratoriamente.

Más tarde, Ami me explicó que cuando el lenguaje hablado es insuficiente para expresar lo que sentimos, necesitamos otras formas de comunicación, entonces recurrimos al arte” (Barrios)

Ya en esa parte me pongo cursi con eso de necesitar algo más allá de la palabra para expresar el amor hacia otra persona. Del libro de Exupéry me parecen algo… curiosos, los personajes que se encuentra el pequeño príncipe en los diversos asteroides, principalmente el contador de estrellas y el señor del farol, porque son adultos que creen que su oficio es único en el mundo y sus mundos son tan pequeños que, obviamente, son los únicos en ellos. Me gusta la forma de mostrar que un adulto a veces puede ser tan cerrado, de no poder imaginar algo más allá de sus propias narices, de creer que aquello que los rodea les per-te-ne-ce, como si las estrellas no fuesen de todos. No son de nadie pero tampoco de alguien.

De Los platos del diablo, que es un libro que me gusta mucho, amo esa razón para asesinar: la gloria. Entender que una persona, un escritor específicamente, puede sufrir, no dormir, no escribir, matar, ser ofendido y morir solamente por una obra, por un texto que te lleve a la cima y la posibilidad de robarlo (estoy en contra del plagio, pero entiendo cómo se sintió Ricardo Azolar, personaje de la historia), sólo por eso. No creo en esa razón de haber matado a Daniel Valencia, escritor original de la obra plagiada, sólo por celos. Quizás si jugaron un papel importante, pero el amor y la fama no lo son todo. Quizás también estuvo presente la auto-satisfacción, la auto-superación, el deseo de ver nuestro nombre junto al de los maestros

Cualquiera diría que estos textos son los que me han marcado… ¡el problema (mi problema) es que ellos no son los únicos! Obras como A sangre fría (Truman Capote), Crónicas de pobres amantes (Vasco Pratolini), El mundo de Sofía (Jostein Gaarder) e incluso Veronika decide morir (ta ta ta taaaannnn… el mas odiado de todos, no hace falta ni mencionarlo) han cambiado de una forma u otra mi percepción de las cosas, la gente, la vida. ¿Quiénes están más locos: los que están dentro o los que están fuera? ¿Por qué el verdadero asesino parece mucho más humano y más inocente que aquél que en verdad parece ser un delincuente? ¿Por qué el amor es así? ¿Por qué siempre las personas están al tanto de los otros, incluso de quienes no les importa? ¿Yo también soy un personaje inventado por otro? (aunque Ayna dice que yo soy producto de su imaginación). Y hay muchos más cuentos, más novelas (el 4to libro de Harry Potter, Hop Frog y La isla del hada de Poe, El golem de Gustav Meyrink) que me han marcado de una forma u otra de la misma forma en que lo han hecho ciertas canciones como “Don’t Speak” de No doubt, “Eres” de Café Tacuba, “A Chloris” de Reynaldo Hahn, etc., como ciertos videos musicales (“Mr brightside”, “She will be loved”, “What it feels like for a girl”, “The ghost of you”…), películas como Slumdog millionaire, Voces inocentes, La mensajera (Juana de Arco protagonizada por mi amada Milla Jovovich), El quinto elemento, El laberinto del fauno, entre otras. Incluso el anime o algunos personajes que allí se encuentra ¿o hay alguien que no sintió algo (amor u odio) por Rei Ayanami de Evangelion? Yo, personalmente, sigo traumada con la mano del mono que aparece en XXXHolic y sigue gustándome mucho la idea de un pez que pesca (en serio) desde el cielo.

Y de libros, canciones, videos y películas también los recuerdos (de los que me niego rotundamente alejarme… desearía tener la memoria de un elefante con TODO lo que eso implica), las historias que me han contado, las cosas que he visto, las cosas que me han dicho. Quizás peque de impía, ignorante y poco delicada por decir que muchas cosas me han tocado tanto como los libros, pues si, lo soy ¿y qué? Por eso Samael Mayfair no sabe cuál canción yo sería si fuese un soundtrack. Tan sencillo como que sería un remix de todo con todo, un batido de muchas frutas.

Es por eso que es bueno para mí no tener que hacer ese ensayo :) no tengo un libro favorito, una canción favorita, una película favorita porque muchas me han gustado, todas tienen algo de especial que me hace tenerles cariño y respetarlas. Conclusión: tengo mal gusto en muchas cosas y soy un desastre con mis ideas y gustos pero igual admito ser una pecadora por no tener algo que pueda decir que es PERFECTO porque muchas cosas pequeñas, grandes, canonizadas o rechazadas, tienen algo que me gusta. Y si no me hacen cosquillas (como la Ilíada y lo admito) pues bueno… como ya dije, tengo mal gusto.

De izquierda a derecha, Gwen Stefani en “Don’t Speak”, Milla Jovovich en “The messenger”, escena del “Laberinto del fano”, Genkai, personaje de Yu Yu Hakusho, y la niña del video “Eres” de Café Tacuba

 

(Yuri piensa, luego de leer esto, que debería leerse Frankenstein a ver qué tal le va…)