13 noviembre 2010

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Para quienes les guste la poesía, este 26 de Noviembre, se dará el 2do recital de poesía de KHAOS. Como en la ocasión anterior también habrá un micrófono abierto para aquellos que deseen expresar una idea, una emoción o simplemente expresarse y punto. Aquellos que vayan a leer tendrán que anotarse primero en una listita que estará fuera de la sala… No pregunten, es una sorpresa ;)

Interesados pásense por la Sala Cabrujas, 3ra Av. de los Palos Grandes a las 7pm. Se les quiere! :D

10 noviembre 2010

Hoy, hablando de cualquier cosa con unos amigos, me pregunté cuál sería la primera barra de chocolate… Miren lo que encontré:

1. El primer chocolate sólido (se cree) fue creado por un grupo de monjas mexicanas en el siglo XVII quienes necesitaban recaudar dinero;image

2. La primera barra de chocolate comercial fue creada por Fry & Sons (Bristol, Inglaterra) en 1847. La hicieron mezclando polvo de cacao y su manteca (extraída de las semillas tostadas del cacao) y que luego endulzaron con azúcar;

3. La primera barra de chocolate con leche nació en Suiza (1875) gracias a Daniel Peters. Tardó 8 años en crearla ayudado de Nestle, que en ese entonces fabricaba leche evaporada y condensada;

4. Existe una barra de chocolate con tocino o,o creada en Gran Bretaña (2008? Si alguien tiene el año exacto, o la fecha, se le agradece decirme xD). Se llama “Mo’s Bacon” y posee 85 gramos en los que se mezclan trozos de tocino ahumado con chocolate a base de leche. Selfridges, la única distribuidora de este chocolate en Gran Bretaña, vendió todo su inventario de este chocolate en sólo 48 horas;

y 5. Stephen Bruce (propietario de Serendipity 3), con la ayuda de la joyería de lujo “Euphoria New York”, creó el postre de chocolate más caro del mundo: el Frrozen Haute Chocolate. Este “postrecito” está conformado por 28 clases diferentes de cacao y 14 de ellos pertenecen a las zonas más exóticas y caras del mundo. Además de ello cuenta con cinco gramos de oro comestible de 23 quilates, es servido en una copa, también, de oro comestible, la base de ésta tiene un brazalete de oro de 18 quilates con 1 quilate en diamantes blancos. Para mayor delicadeza y lujo, puedes comerlo muy felizmente con una cucharilla de oro y diamantes. En la parte superior tiene crema batida mezclada con más oro comestible y trozos de la famosa Madeleine au Truffe (el chocolate más caro del mundo, creado por la Knipschildt Chocolatier. Cada una de las trufas cuesta 189 euros). Si a alguien le interesa puede irse un momentito a Nueva York, sacar la tarjeta de crédito (o el efectivo), y pagar 25.000 dólares (17.000 euros) aproximadamente por este manjar. Si alguien me trae siquiera la cucharilla (por no mencionar una trufita), no me molesto ;)

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Páginas de interés:

Chocolates para regalar

El Universal

Sibaritissimo

Taringa

Una de mis niñas =D pero su mamá, oficialmente, es "Mimi"... yo nada más puse las letras, ella la historia n,n (escrito en el 2008 creo…)

En mi sueño, él y yo éramos uno solo. Estábamos en un lugar donde nadie podía molestarnos; un lugar donde sólo nos teníamos el uno al otro.
Ricardo y yo éramos una familia feliz, de esas que aparecen en las propagandas de pasta de dientes, restaurantes familiares y detergentes de ropa. La única diferencia entre esas familias y la nuestra era que Ricardo y yo éramos reales, y esperábamos la llegada de un nuevo miembro a nuestra familia. Él estaba emocionado y yo estaba feliz: lo tenía a él a mi lado y pronto tendría a un pequeño que nos acompañase.
Cuando desperté, me di cuenta que todo había sido producto de mi imaginación… Rayos… Me levanté de la cama y marqué una X en mi calendario: era mi cumpleaños, el día en que por fin podría estar con Ricardo como él me lo prometió; el día de mis 18 años.
Estuve de buen ánimo toda la mañana, incluso lo estuve cuando mi familia ignoró el hecho de mi cumpleaños o cuando los que decían ser mis “amigos” se olvidaron de mí también y tan sólo recibí un mensaje de “feliz cumpleaños” en todo el día. Desayuné y me arreglé lo más rápido que pude para irme a hacer algunas compras con mi tía: quería verme magnífica esa noche cuando viese a Ricardo; NECESITABA verme así. Iría a una discoteca a fin de cuentas y quería que él sólo me viese a mi y no a nadie más.
Recuerdo que hace algunos meses, cuando conocí a Ricardo, él me dijo que le parecía bonita; que era preciosa. Me dijo que tenía lindos ojos y que le parecía simpática. Una mujer casi perfecta. Lo único que estaba en mi contra era mi edad, mi juventud. Él no podía estar conmigo aún, pero me prometió que pronto podría estarlo. Cuando cumpliese los 18, no habría ningún impedimento para que fuésemos novios. Desde entonces había esperado con ansias ese momento. Debido a sus palabras, a su promesa, estuve contenta todo el día. Estaba emocionada por poder verlo ahora que tenía la edad que él y yo esperábamos… Ya me imaginaba estar con él y poder vivir el sueño de esta mañana…
Regresé a casa cerca del mediodía. Desempaqué mi ropa y las puse en mi cama para elegir la mejor combinación; quería que todo saliera bien así que me tome todo el tiempo necesario para ello. No almorcé ese día pensando bien en lo que me pondría, el peinado que me haría, las palabras que le diría cuando ya lo tuviese frente a mí… Me maquillé, sequé el cabello, perfumé, vestí y salí de casa cerca de las 10 de la noche. Llegué a Narcissus a eso de las 11pm. El portero revisó por mucho tiempo mi cédula de identidad cuando se la entregué: antes lo había visto dejando a entrar a niñitas de 15 o 16 años sin pedirle su cédula siquiera. ¿Por qué a mí sí me la pide y la revisa por más de 20 minutos? Maldito portero calenturiento.
Apenas me dejó entrar, di una vuelta por la discoteca para conocerla y comenzar a familiarizarme con ella. Vi a Ricardo en la cabina del Dj y decidí acercarme a él. Lo saludé y hablamos e hicimos señas durante largo rato hasta que le dije que hoy era mi cumpleaños número 18:
- ¿Y qué con eso? –me dice por encima de la canción “All I ever wanted” de Basshunter que sonaba a máximo volumen en ese momento.
- Pues no mucho –le respondí- sólo que ahora soy mayor de edad podré votar, ser un poco más independiente, poder entrar a la discoteca y verte trabajar… Si tú quieres… También podríamos ser novios así como me lo dijiste hace algunos...
- Detente, niña. Ya sé a dónde vas a parar con la indirecta. –se quitó los audífonos de Dj y dejó que la música siguiese sonando- Sé que te dije que seríamos novios si cumplías 18 años, pero lo dije para no herir tus sentimientos. No creí que creyeses en eso durante tanto tiempo: ¡eso fue hace más de 6 meses! Nunca pensé que fueses a esperar tanto
- ¡Claro que esperé! Y esperé con ansias este momento. Tú me gustas Ricardo. Puedo estar contigo, apoyarte, cambiar por ti, te sería fiel y dedicada, nunca desconfiaría de ti, te…
-¿No entendiste el mensaje cierto? Milena, no-me-interesas. –me lo dijo haciendo énfasis en cada palabra y haciéndome señas con cada una de ellas- Eres demasiado inmadura por no decir que eres ilusa también. Te dije lo de ser novios porque no quise lastimarte: me das lástima, Milena. ¿Acaso creíste que me fijaría en ti? No te has dado cuenta del lugar en el que trabajo y sobre el que estás parada ahora, ¿verdad?
Cierto. Él tenía razón: aún era una niña. Salí de allí vuelta añicos y volví a casa. Subí a mi cuarto y lloré como no lo había hecho desde hace bastante tiempo. Cuando Oswaldo también me rechazó usando la misma maldita frase que usó Ricardo: “eres una niña ilusa si creías que me iba a fijar en ti”. ¡Claro! Es que no sirvo para amar a nadie, ¿verdad? ¿Soy muy fea para eso? ¿Soy muy niña para eso? ¿Muy ilusa para eso? ¡Malditos sean ustedes! ¿Se divierten lastimando mis sentimientos y sueños? ¿Les molesta que no sea lo suficientemente bonita para quedar bien a su lado? ¡¿Por qué?!
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Durante toda la tarde que pasé pensado en lo que me pondría para ver a Ricardo, olvidé un pequeño detalle: el lugar en el que trabaja. Seguro está acostumbrado a ver a muchas chicas con poca ropa encima y senos operados pasar frente a él, hablarles, salir o besuquearse con ellas… Rayos… Pasé toda la noche sin poder dormir. Al día siguiente no tuve ningún ánimo de levantarme de la cama y nadie en mi casa lo notó, ni siquiera mis “amigos”. De todos los malos cumpleaños que he tenido, ése se llevó el primer premio con bastante ventaja. Fue el que más odié. Desde ese día, desde ese momento, volví a perder las esperanzas en todo; aprendí que la belleza siempre lo es todo; que la crueldad no tiene límites; que no sirve de nada que sueñe si luego mis deseos se destruirán como un jarrón que cae desde un 8vo piso; y que la idea de una sobredosis de pastillas tiende a ser mi pan de cada día.

08 noviembre 2010


Nota: si, pues. se me salió lo Cortázar y la loca pseudo-experimental al mismo tiempo x.x si alguien entiende algo, se le agradece la crítica :)
Para cierta personita que ya ha caído de un 8vo piso

"No tengo voz para decirlo, por eso vengo y te lo escribo:
he deshonrado a mis principios (otra vez...)"
Bestia, de Hello Seahorse!

Si se pudiese cambiar la historia de Milena y no dejarla caer como un jarrón destrozado desde un 8vo piso, ¿cómo se haría? O mejor dicho, ¿cómo sería? Cuando una rueda gira lo normal es ponerle una piedra o el pie para detenerla o darle un empujón para que regrese, se devuelva; como si fuese una película que se ve en el DVD, el VHS o el Reproductor de Windows Media, darle al característico botoncito de “Rewind” y hacerla que se atrase a nuestro antojo para no perdernos detalle de su historia o volver a ese final feliz del sueño inicial que algún día tuvo; como la gente que toma una revista y empieza a hojearla desde la última página a la primera y llegar al índice, a ver si algo nos faltó en ese recorrido al revés; como lo que tuvo que hacer Alicia para llegar hasta el jardín, pues yendo hacia delante lo que hacía era devolverse: regresaba a la casa y al espejo.

Milena despertó lentamente. Aún habían algunas pastillas regadas en el suelo cerca de ella y todavía apretaba una pequeña hojilla en su mano. Se levantó olvidando el temor, el dolor, la tristeza y el temor nuevamente de lo que había estado a punto de hacer sin lograr terminarlo. Se lavó la cara procurando que no se notaran sus lágrimas, la sangre que brotaba de sus manos o el maquillaje corrido. ¿Qué le había pasado? Se miró al espejo intentando reorganizar las ideas y luego cayó en cuenta de la cantidad de pastillas en el suelo. Tenía esa sensación en el pecho de que tenía que hacer algo ese día, algo importante. ¿Qué era? Llenó la bañera y se dejó caer en ella ¿Qué era lo que debía hacer? Cerró la llave de la bañera ¿A dónde debía ir? Entonces era eso: tenía que ir a un lugar. Milena aún intentaba concentrarse más allá del ruido ocasional de un auto y de la gente que volvía en grupo a su casa luego de una noche de farra. Sentía el agua demasiado fría, la cabeza le dolía por el esfuerzo que estaba haciendo y prefirió quedarse en la bañera antes de dejarse caer en la cama. ¿Qué era lo que debía hacer…?

Soñaba. Estaba corriendo hacia un lugar. Nunca había visto ese paisaje pero dentro del sueño le era conocido: le daba aquella sensación de paz que siempre había querido. Estaba corriendo hasta que el despertador empezó a sonar: era domingo, 10pm. Milena veía la luna desde la ventana del baño a la vez que una serie de flashbacks se confundían en sus retinas y su memoria: Eduardo, música, mujeres, portero, el rechazo, su corazón roto, Eduardo otra vez… Bajó a desayunar con esa extraña sensación en el pecho fundidas con ganas de llorar mientras el Corn Flakes nadaba en su boca y su familia hablaba sobre sus trabajos, lo que harían en el día y de ella misma.
- ¿Qué tal te fue en la discoteca ayer? –le preguntó su hermana
- Bien…
- ¡Qué bien! Pues podemos ir juntas la próxima vez. Me gusta mucho el bartender, se me hace simpático. Además que se nota que le gustan las mujeres…
- ¿Con “uno” muy bonito? –preguntó el abuelo haciendo un ademán de redondez con sus manos
- … Maduras –respondió su hermana de mal humor
Eso era lo mismo que él le había dicho y que todos repetían como si fuese una verdad absoluta. Dejó la mesa a tiempo de librarse de una conversación sobre ella y su cuerpo de gordita mal decorado.

En su sueño corría hacia un lugar que ella misma no conocía, pero su “yo” del sueño sabía que era ese lugar al que tanto desea llegar. Era una casa que se encontraba a los lejos: hecha de madera vieja y rodeada de follaje como si hubiese estado abandonada por mucho tiempo. Alcanzarla no era cosa difícil: tendría que volver a enfrentarlo. Dejaría de jugar al gato y al ratón donde ella siempre es el ratón y termina cayendo en las garras del gato antes de ser devorada por sus colmillos. Olvidar el camino corto: el 8vo piso, las pastillas, la hojilla en sus manos.
 Milena esperó a que se hiciera más tarde, a que la luna se ocultara y el sol brillase en el cielo mientras su reloj-despertador mostraba las 11am. Veía la hora reflejada en su espejo mientras se maquillaba. La sensación en el pecho se había incrementado después de la cena. Parecía como si se hubiese tragado un par de serpientes y éstas estuviesen retorciéndose en su estómago, en su pecho, en el cuello. Aún sentía ganas de llorar pero veía más cerca el final de su travesía. Debía llegar, ya había corrido demasiado. Cerró los ojos frente a su reflejo que la veía fijamente y los abrió cuando ya estaba ante las puertas del Narcissus: de su Hades y su Caronte disfrazado de guachimán calenturiento.
- Hola hermosa. Creí que no volverías
La dejó pasar no sin antes pedirle su cédula de identidad solamente para jugar con ella entre sus dedos. Milena entró a la discoteca cuando ya todos estaban más que bebidos y concentrados en una orgía en la pista de baile y otra casi literal fuera de ella. Se acercó a la barra.
- Hola, Eduardo.
Él la miro sin decir palabra alguna. Ella no sabía si en realidad estaba impresionado por verla nuevamente luego de su rechazo o si estaba esperando que apareciese frente a él otra vez.
- Hola, niña -Eduardo salió detrás de la barra y la abrazo apretándola hacia él- Creí que no volverías después de lo que te dije ayer. No quería lastimarte…
La besó. Ella se dejó besar mientras veía cómo se acercaba hasta la puerta de la casa. Abrió la puerta justo cuando alguien se levantaba del sillón para pararse frente a ella y le decía algo que no comprendía. Al instante siguiente, Milena tapaba un agujero frente a ella ayudada de una pala y la tierra recién sacada que estaba a su lado mientras el sol dejaba espacio a un día más despejado que el anterior.