08 noviembre 2010

Milena vol. 2 (remix by YT, scratched version)


Nota: si, pues. se me salió lo Cortázar y la loca pseudo-experimental al mismo tiempo x.x si alguien entiende algo, se le agradece la crítica :)
Para cierta personita que ya ha caído de un 8vo piso

"No tengo voz para decirlo, por eso vengo y te lo escribo:
he deshonrado a mis principios (otra vez...)"
Bestia, de Hello Seahorse!

Si se pudiese cambiar la historia de Milena y no dejarla caer como un jarrón destrozado desde un 8vo piso, ¿cómo se haría? O mejor dicho, ¿cómo sería? Cuando una rueda gira lo normal es ponerle una piedra o el pie para detenerla o darle un empujón para que regrese, se devuelva; como si fuese una película que se ve en el DVD, el VHS o el Reproductor de Windows Media, darle al característico botoncito de “Rewind” y hacerla que se atrase a nuestro antojo para no perdernos detalle de su historia o volver a ese final feliz del sueño inicial que algún día tuvo; como la gente que toma una revista y empieza a hojearla desde la última página a la primera y llegar al índice, a ver si algo nos faltó en ese recorrido al revés; como lo que tuvo que hacer Alicia para llegar hasta el jardín, pues yendo hacia delante lo que hacía era devolverse: regresaba a la casa y al espejo.

Milena despertó lentamente. Aún habían algunas pastillas regadas en el suelo cerca de ella y todavía apretaba una pequeña hojilla en su mano. Se levantó olvidando el temor, el dolor, la tristeza y el temor nuevamente de lo que había estado a punto de hacer sin lograr terminarlo. Se lavó la cara procurando que no se notaran sus lágrimas, la sangre que brotaba de sus manos o el maquillaje corrido. ¿Qué le había pasado? Se miró al espejo intentando reorganizar las ideas y luego cayó en cuenta de la cantidad de pastillas en el suelo. Tenía esa sensación en el pecho de que tenía que hacer algo ese día, algo importante. ¿Qué era? Llenó la bañera y se dejó caer en ella ¿Qué era lo que debía hacer? Cerró la llave de la bañera ¿A dónde debía ir? Entonces era eso: tenía que ir a un lugar. Milena aún intentaba concentrarse más allá del ruido ocasional de un auto y de la gente que volvía en grupo a su casa luego de una noche de farra. Sentía el agua demasiado fría, la cabeza le dolía por el esfuerzo que estaba haciendo y prefirió quedarse en la bañera antes de dejarse caer en la cama. ¿Qué era lo que debía hacer…?

Soñaba. Estaba corriendo hacia un lugar. Nunca había visto ese paisaje pero dentro del sueño le era conocido: le daba aquella sensación de paz que siempre había querido. Estaba corriendo hasta que el despertador empezó a sonar: era domingo, 10pm. Milena veía la luna desde la ventana del baño a la vez que una serie de flashbacks se confundían en sus retinas y su memoria: Eduardo, música, mujeres, portero, el rechazo, su corazón roto, Eduardo otra vez… Bajó a desayunar con esa extraña sensación en el pecho fundidas con ganas de llorar mientras el Corn Flakes nadaba en su boca y su familia hablaba sobre sus trabajos, lo que harían en el día y de ella misma.
- ¿Qué tal te fue en la discoteca ayer? –le preguntó su hermana
- Bien…
- ¡Qué bien! Pues podemos ir juntas la próxima vez. Me gusta mucho el bartender, se me hace simpático. Además que se nota que le gustan las mujeres…
- ¿Con “uno” muy bonito? –preguntó el abuelo haciendo un ademán de redondez con sus manos
- … Maduras –respondió su hermana de mal humor
Eso era lo mismo que él le había dicho y que todos repetían como si fuese una verdad absoluta. Dejó la mesa a tiempo de librarse de una conversación sobre ella y su cuerpo de gordita mal decorado.

En su sueño corría hacia un lugar que ella misma no conocía, pero su “yo” del sueño sabía que era ese lugar al que tanto desea llegar. Era una casa que se encontraba a los lejos: hecha de madera vieja y rodeada de follaje como si hubiese estado abandonada por mucho tiempo. Alcanzarla no era cosa difícil: tendría que volver a enfrentarlo. Dejaría de jugar al gato y al ratón donde ella siempre es el ratón y termina cayendo en las garras del gato antes de ser devorada por sus colmillos. Olvidar el camino corto: el 8vo piso, las pastillas, la hojilla en sus manos.
 Milena esperó a que se hiciera más tarde, a que la luna se ocultara y el sol brillase en el cielo mientras su reloj-despertador mostraba las 11am. Veía la hora reflejada en su espejo mientras se maquillaba. La sensación en el pecho se había incrementado después de la cena. Parecía como si se hubiese tragado un par de serpientes y éstas estuviesen retorciéndose en su estómago, en su pecho, en el cuello. Aún sentía ganas de llorar pero veía más cerca el final de su travesía. Debía llegar, ya había corrido demasiado. Cerró los ojos frente a su reflejo que la veía fijamente y los abrió cuando ya estaba ante las puertas del Narcissus: de su Hades y su Caronte disfrazado de guachimán calenturiento.
- Hola hermosa. Creí que no volverías
La dejó pasar no sin antes pedirle su cédula de identidad solamente para jugar con ella entre sus dedos. Milena entró a la discoteca cuando ya todos estaban más que bebidos y concentrados en una orgía en la pista de baile y otra casi literal fuera de ella. Se acercó a la barra.
- Hola, Eduardo.
Él la miro sin decir palabra alguna. Ella no sabía si en realidad estaba impresionado por verla nuevamente luego de su rechazo o si estaba esperando que apareciese frente a él otra vez.
- Hola, niña -Eduardo salió detrás de la barra y la abrazo apretándola hacia él- Creí que no volverías después de lo que te dije ayer. No quería lastimarte…
La besó. Ella se dejó besar mientras veía cómo se acercaba hasta la puerta de la casa. Abrió la puerta justo cuando alguien se levantaba del sillón para pararse frente a ella y le decía algo que no comprendía. Al instante siguiente, Milena tapaba un agujero frente a ella ayudada de una pala y la tierra recién sacada que estaba a su lado mientras el sol dejaba espacio a un día más despejado que el anterior.

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