10 noviembre 2010

Milena

Una de mis niñas =D pero su mamá, oficialmente, es "Mimi"... yo nada más puse las letras, ella la historia n,n (escrito en el 2008 creo…)

En mi sueño, él y yo éramos uno solo. Estábamos en un lugar donde nadie podía molestarnos; un lugar donde sólo nos teníamos el uno al otro.
Ricardo y yo éramos una familia feliz, de esas que aparecen en las propagandas de pasta de dientes, restaurantes familiares y detergentes de ropa. La única diferencia entre esas familias y la nuestra era que Ricardo y yo éramos reales, y esperábamos la llegada de un nuevo miembro a nuestra familia. Él estaba emocionado y yo estaba feliz: lo tenía a él a mi lado y pronto tendría a un pequeño que nos acompañase.
Cuando desperté, me di cuenta que todo había sido producto de mi imaginación… Rayos… Me levanté de la cama y marqué una X en mi calendario: era mi cumpleaños, el día en que por fin podría estar con Ricardo como él me lo prometió; el día de mis 18 años.
Estuve de buen ánimo toda la mañana, incluso lo estuve cuando mi familia ignoró el hecho de mi cumpleaños o cuando los que decían ser mis “amigos” se olvidaron de mí también y tan sólo recibí un mensaje de “feliz cumpleaños” en todo el día. Desayuné y me arreglé lo más rápido que pude para irme a hacer algunas compras con mi tía: quería verme magnífica esa noche cuando viese a Ricardo; NECESITABA verme así. Iría a una discoteca a fin de cuentas y quería que él sólo me viese a mi y no a nadie más.
Recuerdo que hace algunos meses, cuando conocí a Ricardo, él me dijo que le parecía bonita; que era preciosa. Me dijo que tenía lindos ojos y que le parecía simpática. Una mujer casi perfecta. Lo único que estaba en mi contra era mi edad, mi juventud. Él no podía estar conmigo aún, pero me prometió que pronto podría estarlo. Cuando cumpliese los 18, no habría ningún impedimento para que fuésemos novios. Desde entonces había esperado con ansias ese momento. Debido a sus palabras, a su promesa, estuve contenta todo el día. Estaba emocionada por poder verlo ahora que tenía la edad que él y yo esperábamos… Ya me imaginaba estar con él y poder vivir el sueño de esta mañana…
Regresé a casa cerca del mediodía. Desempaqué mi ropa y las puse en mi cama para elegir la mejor combinación; quería que todo saliera bien así que me tome todo el tiempo necesario para ello. No almorcé ese día pensando bien en lo que me pondría, el peinado que me haría, las palabras que le diría cuando ya lo tuviese frente a mí… Me maquillé, sequé el cabello, perfumé, vestí y salí de casa cerca de las 10 de la noche. Llegué a Narcissus a eso de las 11pm. El portero revisó por mucho tiempo mi cédula de identidad cuando se la entregué: antes lo había visto dejando a entrar a niñitas de 15 o 16 años sin pedirle su cédula siquiera. ¿Por qué a mí sí me la pide y la revisa por más de 20 minutos? Maldito portero calenturiento.
Apenas me dejó entrar, di una vuelta por la discoteca para conocerla y comenzar a familiarizarme con ella. Vi a Ricardo en la cabina del Dj y decidí acercarme a él. Lo saludé y hablamos e hicimos señas durante largo rato hasta que le dije que hoy era mi cumpleaños número 18:
- ¿Y qué con eso? –me dice por encima de la canción “All I ever wanted” de Basshunter que sonaba a máximo volumen en ese momento.
- Pues no mucho –le respondí- sólo que ahora soy mayor de edad podré votar, ser un poco más independiente, poder entrar a la discoteca y verte trabajar… Si tú quieres… También podríamos ser novios así como me lo dijiste hace algunos...
- Detente, niña. Ya sé a dónde vas a parar con la indirecta. –se quitó los audífonos de Dj y dejó que la música siguiese sonando- Sé que te dije que seríamos novios si cumplías 18 años, pero lo dije para no herir tus sentimientos. No creí que creyeses en eso durante tanto tiempo: ¡eso fue hace más de 6 meses! Nunca pensé que fueses a esperar tanto
- ¡Claro que esperé! Y esperé con ansias este momento. Tú me gustas Ricardo. Puedo estar contigo, apoyarte, cambiar por ti, te sería fiel y dedicada, nunca desconfiaría de ti, te…
-¿No entendiste el mensaje cierto? Milena, no-me-interesas. –me lo dijo haciendo énfasis en cada palabra y haciéndome señas con cada una de ellas- Eres demasiado inmadura por no decir que eres ilusa también. Te dije lo de ser novios porque no quise lastimarte: me das lástima, Milena. ¿Acaso creíste que me fijaría en ti? No te has dado cuenta del lugar en el que trabajo y sobre el que estás parada ahora, ¿verdad?
Cierto. Él tenía razón: aún era una niña. Salí de allí vuelta añicos y volví a casa. Subí a mi cuarto y lloré como no lo había hecho desde hace bastante tiempo. Cuando Oswaldo también me rechazó usando la misma maldita frase que usó Ricardo: “eres una niña ilusa si creías que me iba a fijar en ti”. ¡Claro! Es que no sirvo para amar a nadie, ¿verdad? ¿Soy muy fea para eso? ¿Soy muy niña para eso? ¿Muy ilusa para eso? ¡Malditos sean ustedes! ¿Se divierten lastimando mis sentimientos y sueños? ¿Les molesta que no sea lo suficientemente bonita para quedar bien a su lado? ¡¿Por qué?!
clip_image001



Durante toda la tarde que pasé pensado en lo que me pondría para ver a Ricardo, olvidé un pequeño detalle: el lugar en el que trabaja. Seguro está acostumbrado a ver a muchas chicas con poca ropa encima y senos operados pasar frente a él, hablarles, salir o besuquearse con ellas… Rayos… Pasé toda la noche sin poder dormir. Al día siguiente no tuve ningún ánimo de levantarme de la cama y nadie en mi casa lo notó, ni siquiera mis “amigos”. De todos los malos cumpleaños que he tenido, ése se llevó el primer premio con bastante ventaja. Fue el que más odié. Desde ese día, desde ese momento, volví a perder las esperanzas en todo; aprendí que la belleza siempre lo es todo; que la crueldad no tiene límites; que no sirve de nada que sueñe si luego mis deseos se destruirán como un jarrón que cae desde un 8vo piso; y que la idea de una sobredosis de pastillas tiende a ser mi pan de cada día.

0 comentarios: