18 agosto 2010

2 en 1

Publicado el 7-7-2010

Estos niños nacieron un viernes en que se supone que debía reunirme con el grupo KHAOS (para los interesados. por favor visitar el grupo en Facebook o Youtube xD) para hacer un círculo de terror y un pequeño taller poético guiado por mi querido “Hoplito” :D He aquí mi segundo intento de cuento de terror para el círculo ya mencionado (el primer intento me salió más feo que éste @.@ y no daba miedo, aunque éste tampoco) y mi primer intento de poesía luego de dedicarle versos a un “muso” antiguo :O “Cuerdas” nace un viernes en la mañana durante las horas laborales buscando una ruta alterna a la que seguí en mi primer intento de cuento de terror. El poema del taller (más frases sueltas que “poema”) nace el mismo viernes en la noche, en casa de Ayna, al mismo que tiempo que escuchaba… 5 canciones escogidas por nosotros? @.@ ah no mentira. Fueron 6 canciones “supuestamente” instrumentales (por lo menos la mitad eran con letra :p) Lo dividí en 5 partes (tomé dos canciones como una sola) e intenté seguir la misma línea, pero como ya estaba dividido es por eso que es un intento de poema desarmable cuyas piezas quería cambiar de lugar… pero creo que no funciona así xD en fin… He aquí a mis niños

 

Cuerdas

Hace algún tiempo que veo cosas raras a mi alrededor. Bueno… No “cosas” precisamente sino personas. Ya sé que esto puede parecerte irreal y mucho más dado el lugar en el que nos encontramos pero te digo: no me importa si me crees o no, eres tú quien me pide contarte y soy yo quien accede a hacerlo. Quizás también necesito contártelo porque, como dijo Cortázar, debo hacerlo para seguir viviendo sin esa inquietud que parece un trozo de vidrio que me lastima cada vez que respiro. Como seguía relatándote, últimamente he visto personas en circunstancias extrañas. No personas muertas como quizás imaginas y como ocurre en “Sexto Sentido” sino personas verdaderamente muertas: veo gente colgada en cada esquina. No me preguntes cómo fue que empezó esto ya que tampoco lo sé, de lo que sí estoy segura es que un día normal, al salir de casa, vi a un hombre colgado en el poste de luz frente a mí. La imagen me impactó tanto que mi esposo me preguntó por qué seguía parada bajo el dintel. Me sorprendió su pregunta pero más el hecho de no mencionar nada respecto a lo que estaba frente a nosotros, a ese cuerpo de hombre de mediana edad que oscilaba de un lado a otro colgado de una soga atada al cuello. Me pareció una broma de mal gusto por parte de Richard pero luego me di cuenta que él en verdad no veía al hombre. Si era una broma no tenía sentido continuar con ella y, sin embargo, él se comportó de forma normal, como si nada llamase su atención o alterase el orden de las cosas. Pensé que estaba cansada y que esa visión era solamente producto de mi imaginación.

El día en la oficina fue común y corriente, sin ningún sobresalto; incluso cuando volví a casa no había ningún hombre colgado en el poste de enfrente lo cual confirmó que mi imaginación y el cansancio jugaban conmigo. Sin embargo, al día siguiente volvió a repetirse la visión con la única diferencia de que esta vez era una mujer quien estaba colgada: su belleza no dejó de impactarme tanto como su leve movimiento de muerte que la hacía parecer una muñequita indefensa colgada de su cuerda musical. Le pregunté a Richard si la veía pero su negativa no se hizo esperar: no había nada cerca del poste según sus propias palabras, y las personas que en ese momento salían de sus hogares no parecían ver nada anormal, ni siquiera una sombra nueva junto a la alargada sombra del poste. Comenzó a inquietarme esta situación pero preferí callar y tomarme unas merecidas vacaciones o visitar a un psicólogo. Creo que no hace falta que te diga que me rechazaron la solicitud de vacaciones en la oficina y que el psicólogo al que contraté resultó ser un completo fraude. Decidí entonces dejar las cosas como estaban y fingir que no veía nada fuera de lo común, que me comportaría como la gente normal y así evitaría las malas opiniones de los demás o el hecho de que terminase volviéndome loca.

Los días siguientes fueron iguales, siempre había una persona que, sin importar su edad, sexo o color de piel, estaba colgada frente a mí. En un principio, todos era desconocidos pero después comencé a ver antiguos amigos, vecinos y familiares quienes, incluso, aún no habían muerto. Mi farsa se hizo más difícil a medida que pasaba el tiempo, pues ya no era un muerto frente a mi casa sino 2 o 3 personas colgadas por toda la calle. Ya no sólo en la mañana antes de salir al trabajo sino al mediodía, en la tarde y noche: a cualquier hora, en cualquier esquina o avenida. Un día era una viejecita colgada en el anuncio de la frutería, al otro era un joven colgado dentro del supermercado o una pareja de novios colgados, uno al lado del otro, en el parque; sino era la vecina de la casa del lado colgada al fondo de un callejón, mis padres colgados dentro de mi oficina todo el día, mis hermanos colgados por todos el camino a casa repitiendo su acto en cada poste, mis pequeños sobrinos colgados en el poste frente a mi casa, Richard colgado del ventilador de techo en nuestra sala… Esas visiones estaban acabando con mi cordura. ¿Qué eran ellas o qué era eso que veía? No sabía ni siquiera qué pregunta hacerme o cómo reaccionar ante el hecho de ser la única que ve todos los días a desconocidos o familiares colgados una y otra vez en cualquier lugar; lo único que sabía es que ya no podía seguir siendo víctima de los juegos de la locura y que debía darle fin a todo aquello. Al día siguiente de ver a mi esposo colgado en la sala decidí no ir a trabajar: le dije a Richard que me sentía mal y que me tomaría el día. Cuando se fue tomé una soga previamente preparada que até fuertemente de la argolla en la que tenía colgada la lámpara que nos regalaste el día de nuestra boda. Quité la lámpara de allí y amarré la soga lo más firmemente que pude. Al ver que estaba lista rodeé mi cuello con el otro extremo y me reí al pensar que, de tanto ver gente ahorcada, yo terminaría siendo una más en su grupo. Estuve a punto de dar ese último paso que dejase mi cuerpo a merced de la cuerda cuando vi a una persona frente a mí sonriendo; su mirada se fijó en mi cuello cuando me percaté de su presencia 5 segundos antes de que Richard entrase a la habitación y, por la sorpresa, sintiese en mi cabeza ese golpe repentino de saber que no hay silla ni apoyo alguno bajo mis pies.

Al despertar me di cuenta que estaba en el hospital. Richard me reclamó lo que había hecho apenas abrí los ojos. “¡Estás loca! ¿Por qué quisiste hacer eso?”, me dijo. Me abrazó llorando al ver que seguía viva pero yo no pude contener la risa y decirle que tenía razón: que estaba loca. Desde ese día preferí pasar unas vacaciones en el mejor psiquiátrico de la ciudad, ¿sabes? Si estuviese más cerca de Arkham habría reservado alguna de sus habitaciones: quizás pudiese conocer a Lovecraft en persona… pero ya ves que tuve que conformarme con este lugar. No puedo decirte que estoy curada y que ya no veo gente colgada a mi alrededor tan sólo que, desde ese entonces, esas imágenes no me causan tanta impresión como el hecho de haber visto a otra yo sonriendo en la puerta de la habitación cuando, al fondo de la desesperación y la locura, estuve a punto de dar un paso hacia adelante con una soga atada al cuello.

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Escena de “Cube 2: Hypercube”. Imagen tomada de Horror Fan Zine

 

Poema sin título, intento de poema “desarmable”

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En cada paso se hace una sombra

la idea de tu existencia fue tan solo eso:

una idea

Digamos que la más hermosa

Y cada paso dado representaba un recuerdo

Tu vida

La mía

Y esas ideas eran tan sólo eso

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Un coctel de vidas y recuerdos.

El paraíso que nadie puede encontrar sin abandonar algo:

las leyes existen.

Y la idea, nuevamente, es hacer de ti la transmutación prohibida

La alquimia por la cual debo darte todo a cambio de una sonrisa

Y de tu idea caminando a mi lado nuevamente

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Un momento

un paso

y luego otro

Siempre he dicho que pareces un ángel cuando caminas

¿Sabías que un paso dado es igual a millones de kilómetros recorridos toda una vida?

Todos los has dado

No puedes negarlo

preciosa alquimista de vidas

Digamos que eres mortal por un momento

Y lo eres

¿Por qué habrías de darle a la tierra lo que puedes otorgarle al universo?

Prefieres lo mundano, lo simple

Tu idea bajo la tierra

un corazón destrozado

y muchas larvas que hacen lo mismo contigo

con tu cuerpo y tu boca

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No entiendo cómo puedes permitirlo

Las larvas recorriendo tu cuerpo de diosa

tus mejillas sonrosadas

tus labios

todo tu cuerpo

Si tal pecado puede cumplirlo sólo la muerte

Maldita sea ella una y mil veces por alejarte

por arrebatar la única flor a un pantano que ya no existe

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Pequeña alquimista de vidas, permíteme este canto

La idea, otra vez, es preservar lo que queda

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