17 agosto 2010

The artist

Publicado en el 2009

Nota: si ven muchos números y símbolos, lamento romper con el hilo del texto pero no tengo ni la más mínima idea de cuántas y cuáles groserías están permitidas en blogspot. Mejor prevenir que lamentar. Sorry.

 

- ¿Dónde están las latas?

Me levanté con un humor de perros en un día lo suficientemente caluroso, sin mucha comida en el refrigerador, con un mensaje de Karx en el celular diciéndome que era una basura y un novato de la aerografía, y unas enormes ganas de ver a la negra para quitarme todo el estrés y el mal humor de encima… O quizás todo era mi imaginación y se debía a la canción de Drowning Pool que me levantó con este humor de m13rd@.

- Allí estás, perra. Ven con papi ahora.

La pu74 lata estaba debajo de mi cama entre un montón de libros, ropa, cajas de pizza… Rayos, debo limpiar esta ratonera. Pero eso es otro asunto. Vamos a trabajar: el día de hoy tengo planeado encontrar una pared virgen, pura, sin ninguna maldito tag encima y hacerla mía. Darle un nuevo vestido con el cual amanecer y dormir como la diosa en la que la convertiré: mi arte será quien lo haga, yo solamente soy el ejecutor. No puede ser tan difícil encontrar una pared así. O mejor dicho ¡lo es! No hay un día que pase donde no vea un estúpido tag donde sea que mire: una ventana, un banco, una valla, los autobuses, el metro. ¿Acaso los niños se emocionaron con las latitas? Y todavía tienen las santas b0l4s de ser como Karx y decir que son todos unos pros por escribir sus nombres donde sea. ¿Qué me importa si graffitearon la ventana más alta del Empire State Building si lo único que saben hacer es poner sus nombres? No me jodan. Prefiero hacer una obra maestra en el suelo siempre que sea una obra y no una estúpida firma.

Sin darme cuenta había llegado hasta la plaza de skaters y vi a un trío de novatos atacando una pared: una confusión de líneas negras, verdes y rojas que no significaban nada para mí. Seguí caminando hasta llegar a una licorería donde comprar algo que me quite el mal humor además de ser mi café de cada día: amo el sabor del tequila quemando mi garganta en la mañana. Me da esa sensación de estar completamente despierto y no como un maldito muerto caminando por la ciudad a las 11:37am.

- Hola, Taki. Imaginaba que pasarías por aquí tarde o temprano.

Karx. F*ck. ¿Qué c4r4j0 haces molestando tan temprano?

- ¿Te llegó mi mensaje cierto? Por esa cara de cañón que cargas puedo decir que sí. No lo tomes a mal pero graffiteros de m1erd4 como tú no necesitamos en esta parte de la ciudad ni en la otra. Ya puedes largarte.

- ¿Y quién crees que eres para darme órdenes? ¿El presidente del sindicato “unidos por las etiquetas en verde porque se ven más bonitas”? No me jod45, Karx. Ayer vi la última firma que hiciste en mi puerta. Era tan asquerosa que por primera vez en mucho tiempo tuve que mezclar enjuague bucal, cloro y desinfectante para quitar esa v41na de mi puerta, imbécil.

Karx, con ese cuerpo de mastodonte, moreno, alto y grueso que tenía se tensó al instante. Entonces todas las venas del cuello y las sienes saltaron a la vista. Sin embargo, su cara nunca estuvo ni estará a la par de su cuerpo: es ese tipo de caras vulgares y asquerosas donde lo primero que ves son los ojos que salen de sus órbitas en todo momento y esa nariz gigantesca que, cuando respira, pareciera poder aspirar 4 tapas de Gatorade en cada fosa. Me agarró del cuello de la camisa y me lanzó, con toda su bruta fuerza, fuera de la licorería.

- Que ni se te ocurra decirme imbécil, c4r4jit0. Mira que no es la primera vez que me provocas. ¿Acaso no recuerdas como te rompí a patadas las costillas, m4ric0n? ¿Prefieres que te lo recuerde en este momento con ayuda de una patineta y un par de botellas? No olvides que no dudaré ni 2 segundos en destrozarte en este momento…

Ciertamente era un mastodonte: igual de fuerte e igual de bruto. Pero si bien era un imbécil no podía estar jugando mucho tiempo con él. Yo no soy ni la mitad de grueso de lo que es él: soy demasiado alto y delgado para mi gusto. Lo único que podría hacer es correr pero no soy tan cobarde como para considerar esa idea.

- Está bien, Karx. Tienes razón: esta ciudad no me necesita. Entre tantos graffiteros de segunda, ella no puede necesitar a un artista que la haga temblar. Me iré de esta basura. Pero ya verás. No me iré sin antes mostrarte a ti y a tus subordinados autómatas de lo que soy capaz. Como dicen por ahí, sayonara.

Me fui antes que su cuerpo de mole hiciera erupción y me agarrara a coñaz05 como lo hizo la última vez: un poco más y me manda al infierno en 27 piezas. Nada. Karx tenía razón, era hora de irme. Pero antes debía ver a la negra, necesitaba verla. O mejor dicho, coj3rm3l4 antes de salir de este basurero.

Eran aproximadamente las 2.49pm cuando llegué a su casa. Me abrió la puerta: apenas tenía puesta una camisa blanca y el cabello algo despeinado cayendo rebeldemente en sus hombros y su pecho. Mald1t@ sea negra. Estás tan hermosa.

- ¿Qué haces con mi camisa? –le dije tomándola de la cadera y haciendo que retrocediera entrando a su casa y permitiéndome a mí entrar también.

- La dejaste en mi casa la otra noche, papi. ¿Por qué? ¿No te gusta como me queda? Creí que te encantaba.

La manera en que ella me dice esas cosas, acercando su boca a la mía o a mi oído, eran insoportablemente excitantes. Pero la negra es ese tipo de mujer que no pueden satisfacerse con un sólo pene. Era bien conocida la relación de la negra con Karx, Ismael, Carlos, K1ll3r y conmigo. Amar es compartir, ¿no? La amaba tanto como para compartirla y la odiaba lo suficiente como para decirle en su cara lo perra que era.

- Pues si. Te ves espléndida. Sobre todo porque parece que se te olvidó que los sostenes y las pantaletas existen. Ven acá.

Aún con mis manos en su cadera, la cargué y la tiré a la cama. Me sorprendí al ver que estaba escuchando la misma canción que me sirvió de despertador: Bodies. Le quité la camisa de un sólo jalón y la besé con locura. Me encantan los labios de la negra. M4ldi7@ perra. Eres demasiado perfecta. Ella me quitó también la camisa: imagino que estaba tan ansiosa como yo.

- ¿Me extrañaste? ¿O acaso quedaste con ganas luego de ese mensaje que te envié anoche diciéndote que me estaba p@jeand0 mientras pensaba en ti? –le dije

- Cállate

Cuando la negra se excita no importa si hay un terremoto, un tsunami, o si está lloviendo y tiene la ropa afuera. Tiene ganas y punto. Todo lo demás puede irse al infierno en ese momento. La ayudé a quitarme el pantalón y el boxer e inmediato llevo su boca hasta abajo. La lengua de la negra es lo suficientemente hábil como para despertar a los muertos y lo suficientemente espléndida como para calmar mi mal humor. La tomé del cabello y la dejé seguir…

. . .

12.24am. Por fin una pared blanca. Pero no virgen. Esa pared, en todo el tiempo que tenía viviendo en este lugar, la han re-pintando, como mínimo, 2 veces por semana: al estar en el terminal, toda persona que llega, o se va, deja su tag como si esto fuese obligatorio y la pared fuese el libro de firmas de las grandes ligas. Quizás los trabajadores de la alcaldía la pintaron: la gente de aquí no se tomaría la molestia de pintar una pared tan pu74 como ésta. No importa. Un lienzo es un lienzo, lo demás me sabe a m13rd@. Era hora de pintar y pronto tendría que irme. Era hora de probarle a Karx de qué estaba hecho, de probar que las etiquetas las hacen sólo los aficionados. Era hora de despedirme. Me puse los audífonos.

- ¡¡¡Let the bodies hit the floor

Let the bodies hit the floor

Let the bodie hit the…!!!

. . .

- Tengo que irme, negra.

Entonces él se despidió con un beso. Luego de haberme dado la c0jid4 de mi vida, de haberme hecho gritar en la cama, de haberme dicho “¡estás rica, perra!” y darme un beso luego de eso haciendo que me ahogara entre gemidos, de haberme hecho suya como si no hubiese tirado en 5 años, me dice que se va. Taki, cada vez más te vuelves un completo idiota. Bueno, eres tú quien se lo pierde. Me despertó mi celular con un mensaje de Taki que decía “ve a la estación”. ¿Acaso quería que me despidiera de él? No lo creo. A esta hora ya estaría en quién sabe dónde bebiéndose un vaso de tequila. Aún tiene esa mala costumbre de beber a las 8am. No entiendo cómo lo logra. Me levanté y fui a ducharme un poco. Me puse una mini falda, un top, tacones y me largué.

Cuando llegué a la estación intenté llamarlo para saber dónde estaba mientras uno de esos borrachos que duermen en cualquier parte me dice “¡Mami, que buena estás!”: los piropos de hoy en día son cada vez menos impresionantes. Taki no me atiende: no es ninguna sorpresa. Busco por toda la estación y por fuera hasta que veo algo que llama mi atención: una obra dividida en dos partes. Una bestia casi al estilo de Hulk sólo que morado y con ojos rojos, como un demonio, destrozando unas cadenas. A su lado, una ilustración de una mujer: era yo. En la esquina la firma de Taki. No pude evitar reírme.

- Así que al final terminaste usando un tag, ¿no? Qué imbécil eres.

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Foto tomada de Hoy no es un día cualquiera

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