18 agosto 2010

Lie to me! 1/4

Publicado el 7-3-2010

- ¿Me amas?
- Siempre
Viviana la veía con recelo. Tendía a dudar mucho del cariño de Kharla. Para ella era difícil aceptar la idea de que una chica como Kharla fuese solamente suya en todo el sentido de la palabra. Algo le impedía confiar totalmente en su amor. ¿Por qué? No lo sabía. Decidió entonces hacer lo único que se le ocurría: espiarla. Le pidió a uno de sus mejores amigos, Ricardo, un fotógrafo, que la siguiera ciertos días a horas diferentes para saber lo que hacía o con quién estaba. Él no estaba de acuerdo, pero Viviana necesitaba despejar esas dudas de su mente: necesitaba confiar plenamente en ella mediante las fotos que él tomaría. Aceptó a pesar de considerarla una loca: no estaba bien desconfiar de su novia; la seguiría 10 días solamente. Para Viviana era suficiente: si Kharla le mentía sólo necesitaría un día para verlo.
Pero no podía aguantar demasiado. Su chica era lo suficientemente simpática e inteligente como para poner a quien sea bajo sus pies. Sus dudas aumentaron cuando Kharla comenzó a comportarse de forma rara: veía a Viviana fijamente sin decirle nada por mucho tiempo, salía una y otra vez de la casa diciendo que iba a un lugar u otro, o pasaba mucho tiempo callada. Viviana tomó su celular, marcó un número que tenía anotado en un papel y dio sus instrucciones: Kharla desapareció.
Durante 2 días, Viviana se quedó sola en su apartamento. Su chica no estaba, pero tenía la sensación de haber hecho lo correcto, sin embargo no la abandonaría a su suerte: sólo quería que sufriera tanto como lo hacía ella al imaginarla en la cama de un hombre u otra mujer, al pensar en sus constantes salidas, en las llamadas a media voz en el balcón… La buscó al 3er día y la llevó a un hospital. Según lo que Kharla le contó, al despertar de su inconsciencia, un grupo de maleantes la secuestró al salir de una tienda de regalos y la llevaron hasta un lugar abandonado a cientos de kilómetros de su casa. La golpearon, violaron e injuriaron: había sido humillada y maltratada por 6 hombres. ¡Hombres! Kharla comenzó a llorar. Ella no soportaba la boca o el miembro masculino a diferencia de Viviana. Su rostro estaba totalmente magullado al igual que sus brazos y todo su cuerpo, pero sobre todo su alma, su corazón. Estaba totalmente destrozada: no hay peor humillación para una mujer que una violación y la violencia, y más para ella quien recibió ambas por parte de 6 hombres rudos, toscos, sudorosos y con un profundo y fuerte olor a tabaco y aguardiente. Pero lo que más le dolía fue que le robaron todas sus pertenencias antes de abandonarla.
Viviana se quedó a su lado durante su estadía en el hospital, donde Kharla debía permanecer durante algún tiempo mientras se recuperaba física y psicológicamente de su “accidente”. Viviana sentía una horrible mezcla de sensaciones: lástima por ver a su chica herida, dolor por ver cómo lloraba cada noche al soñar con lo sucedido y calma por saber que su novia recibió un castigo. No debía mentirle nunca más, y así también aprendería que sólamente es ella, Viviana, su mujer, quien siempre estaba su lado. Siempre.
Ricardo fue a visitar a Kharla un par de días después de enterarse de su accidente. Obviamente no pudo continuar con su investigación debido a que estuvo más tiempo desaparecida y en cama que caminando por la ciudad. Aún así pudo seguirla unos pocos días y le entregó a Viviana un sobre con las fotos que había tomado antes de entrar a la habitación de Kharla. Viviana buscó un lugar seguro para ver el contenido del sobre: fotos normales, no había nada raro en ellas. En las fotos se veía a Kharla en un café, entrando al cine, de compras, con algunos amigos en un parque… sólo las últimas eran diferentes: Kharla entrando en una joyería, hablando con la dependienta, viendo un artículo que ésta le entregaba y saliendo de la tienda. La ropa que ella tenía en esas fotos era la misma que tenía puesta cuando la encontró: esas fotos fueron tomadas antes de que la secuestrasen. Viviana volvió a la habitación justo cuando Kharla le decía algo a Ricardo que nunca le mencionó a ella cuando le relató lo sucedido:
- Bueno… no era tan caro –le decía sollozando- pero era muy lindo y quería dárselo a Vivi. Imaginé que le gustaría… Sé que no podemos casarnos en este país pero quería que ella supiera lo importante que es para mí, ¿sabes? Estuve llamando muchos días a la tienda para pedir que me lo reservaran, para verificar que seguía allí, para pedir que le incrustaran un corazoncito de fantasía… No pude pagar un zafiro muy bonito que tenían allí… Pero pensé que a Vivi le parecería tierno… Sobre todo con el osito que compré para que él se lo diese…
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Foto tomada de 123RF

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